Fráses célebres del alpinismo (I)

Hago un inciso ( o un paréntesis ) antes de seguir con la crónica de la ascensión al Mulhacén y aprovecho para abrir una sección nueva, que he creido que puede ser muy interesante para reflexionar sobre lo que es la montaña y para los que siguen viéndola como un simple deporte para que vayan más allá , pues no es sólo eso, la montaña para el alpinista es una forma de vida como decimos y también una manera de pensar e incluso se suele decir que los montañeros somos unos "filósofos anárquicos" .
Pues bien, en esta sección pondré las frases o expresiones más célebres de la historia del alpinismo, aquellas que fueron pronunciadas por grandes alpinistas mientras escalaban y quedaron para la posterioridad por muchas razones (definen el valor y el significado de la montaña,el porque escalar, el porque sufrir ahí arriba,...el porque de este deporte..etc)
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" ¿Por qué subir montañas? ¡ porque están ahí !"


Irvine y Mallory

Está es quizá la frase más escuchada en el mundo de la montaña y la que seguro que muchos conocéis y habéis oido . Es así, porque su "autor" (por decirlo así, ya que tambíen se le otorga el reconocimiento de la frase a Lionel Terray) fue el gran George Mallory (del que hablaré en una sección ques estrenaré de biografías de grandes alpinistas) al ser preguntado insistentemente porque quería subir el Everest y convertirse en el primero en escalarlo en 1924 (lo intentó durante 2 años sin conseguirlo ), del cual nunca volvió y no se sabe si llegó a la cumbre pues sus restos mortales permanecen intactos a 8300 mts de altitud de la montaña



Irvine y Mallory en el CB del Everest en 1924


Dejo a continuación un articulo que he encontrado y que comenta el significado de esta frase tan célebre que parece tan "sin sentido" y una tontería la respuesta, pero no es así:

" ¿Por qué escalar montañas? La respuesta más sencilla y quizás la más acertada a esta pregunta se le ocurrió a George Mallory, uno de los más grandes escaladores de principios del siglo pasado: "Porque están ahí". Ante tamaña belleza natural, salvaje y primigenia, surge el inevitable deseo de escalarlas del ser humano, esa curiosidad insaciable que caracteriza a la raza humana y que ha impulsado al hombre a surcar mares, perderse en selvas y llanuras, y como no, escalar montañas.


Cara N del Everest

Como el gran Lionel Terray dijo una vez, la montaña quizá no sea más que un ingrato desierto de roca y hielo, sin otro valor que el que nosotros queramos otorgarle. Pero, sobre esta materia siempre virgen, por la fuerza creadora del espíritu cada uno puede a su gusto moldear la imagen del ideal que persigue.

Y así es, resulta ciertamente dificil explicar a escépticos y ajenos a este mundo qué se siente exactamente en lo profundo del alma, que te impulsa a pasar penurias, dificultades e incluso a arriesgar la vida de manera más o menos inconsciente.

En la alta montaña se puede admirar la belleza en estado puro y salvaje. Pero lo grande del alpinismo es que participas de ella, te zambulles en ella, y por un breve espacio de tiempo sientes sensaciones indescriptibles en su seno. En la alta montaña encontraremos además de la belleza, fraternidad, emociones sinceras, pureza y una paz sin igual. Aquel que sienta asi todo esto, puede decir entonces, como a mi me gusta hacer: "La Montaña es mi Reino"."