FLORA:
El icono por excelencia de la flora pirenaica ha sido desde siempre el Edelweiss o flor de nieve, actualmente sólo se encuentra en ciertas zonas de difícil acceso, como en la bajada entre Añisclo y Pineta.
Una planta muy interesante es la carlina, que se colocaba en las puertas de las casas para ahuyentar a las brujas ya que, según la tradición, se quedaban toda noche contando las puntas de la carlina. Esta planta nos indica además si viene buen o mal tiempo dependiendo si está abierta o cerrada.
Si nos perdemos y no tenemos comida no es conveniente echar mano de la primera especie vegetal que veamos porque por ejemplo el acónito y las semillas del tejo son venenosas.
El pino negro, y las hayas en las zonas húmedas también son muy comunes.
FAUNA:
El Pirineo supone un lugar único para la contemplación de diversas especies animales, por lo escarpado del terreno, que ha impedido hasta ahora la masificación humana, factor que siempre es un peligro para la biodiversidad.
En estos últimos tiempos llama la atención la cantidad de marmotas, especie reintroducida en el Pirineo tras su extinción con ejemplares de los Alpes, que ante la ausencia de depredadores (sólo águilas) están viendo incrementada su población.
Otra especie que se acostumbra a ver cuando se realiza algún tramo del GR-11 es el sarrio, conocido así en Aragón. En castellano se denomina rebeco. También nos encontraremos con vacas, ovejas, caballos y cabras, que pastan a sus anchas por los prados pirenaicos.
Por el aire, si prestamos atención, veremos entre los buitres algún quebrantahuesos. Si tenemos mucha suerte nos deleitaremos con el urogallo, la garduña, el alimoche, la rana pirenaica y el tritón pirenaico.
Mucho más complicado es presenciar algún ejemplar de oso, a pesar de las reintroducciones que está llevando a cabo el Gobierno Francés con paquidermos eslovenos.
Por desgracia el excursionista ya no podrá contemplar al bucardo (nombre aragonés con el que se denomina a

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