El GR-11 es uno de los más de cien senderos GR que encontramos en la Península Ibérica. GR es el acrónimo de “gran recorrido”, para que un sendero se pueda denominar así debe tener una longitud superior a los 50 kilómetros y que su recorrido andando sea superior a una jornada de marcha.
Como hemos dicho los GR son senderos, así que es conveniente saber exactamente que es un sendero; para esta definición nos basamos en la establecida por el Comité Estatal de Senderismo de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada:
El sendero homologado, es una instalación deportiva, identificada por las marcas registradas GR, PR o SL, que se desarrolla preferentemente en el medio natural y sobre viales tradicionales y que se encuentra homologado por la federación autonómica y/o territorial correspondiente
Sus características han de posibilitar su uso por la mayoría de los usuarios y a lo largo de todo el año, pudiendo estar regulado por motivo ambiental y/o de seguridad. El sendero homologado es parte integrante de una red de senderos local, comarcal, autonómica y/o territorial, por cumplir unas exigencias precisas de trazado y señalización.
Evidentemente puede haber otros caminos señalizados, pero el no amoldarse a esta señalización de la FEDME los aleja del mundo del senderismo, al no aparecer en la cartografía internacional. Un buen ejemplo para ilustrar este problema es el ocurrido en La Rioja, en donde el gobierno autónomo señalizó los caminos con unas marcas diferentes a las de la FEDME y por tanto esos senderos no fueron incluidos en la Federación Española, ni, por tanto, a nivel europeo.
Las señales se deben ubicar de tal forma que sean eficaces pero a la vez discretas, ya que hay que tener en cuenta que nos encontramos en el medio natural y hay que intentar conservarlo al máximo. Es muy difícil perderse en cualquiera de los tres tipos de senderos regulados por la FEDME, porque las marcas están muy visibles y en lugares conflictivos, además suele haber una buena senda en el suelo creada a partir del paso continuado, lo que facilita no salirse del camino. No obstante podemos encontrarnos con senderos menos transitados y en los que las marcas sean antiguas, así que en esos casos el mapa será imprescindible. De todas formas por muy bien que estén las marcas siempre será recomendable llevar mapa y brújula.
Para el trazado de estos senderos se debe tener en cuenta que los puedan disfrutar la mayoría de las personas y toda época del año. Además en el caso de los GR se tiene muy en cuenta que el final de cada etapa coincida con un refugio, albergue o similar.
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